Con los ojos de la princesa
Jordi González Menacho
Laia tiene seis años, y a través de sus ojos descubriremos el significado que en la infancia puede tener el complicado mundo de los adultos, con sus palabras y sus silencios, sus intenciones ocultas y declaradas, sus incomprensiones, así como las formas en las que una persona se introduce en su entorno olvidando a menudo las esencias que subyace a las relaciones humanas: el respeto, la comprensión, la empatía, la ilusión, el amor.
En este volumen de sorprendente factura, en el que el autor propone un paseo por los miedos y las esperanzas de los niños, podemos recordar y reaprender cómo fuimos, y cómo serán nuestros propios hijos, a través de un lenguaje a veces transgresor por su literalidad un tanto naif.
En sus páginas el lector podrá encontrar múltiples ejemplos de las asociaciones entre significados e imaginación que pueden nacer en la inocente mente de un niño, como muestra de los intrincados procesos de aprendizaje que producen los adultos de nuestra sociedad – a base de ocultar esa inocencia y reasignar sentidos a las vivencias del día a día. Porque es en ese mundo diario donde se cuecen los llantos y las risas de los menores donde nos vemos reflejados los adultos, pese a que su recuerdo no sea, a menudo, más que el pequeño avance de la desmemoria que nos convierte en futuro. Se trata de un relato construido desde la ficción, aunque basado en miles de horas y experiencias vividas con niños y niñas de todas las edades, por lo que su lectura arrastrará al lector a revivir sus preguntas, sus dudas, e incluso, con suerte, a encontrar respuestas.
Ref.: 978-84-127919-0-7
Esta obra es una especie de novela, también es un diario, y es a la vez una explicación, un recuerdo, y una queja: todo eso en el formato de una especie de relato conducido por una niña de seis años que nos muestra su particular visión del mundo de los adultos.
Todo eso está resumido en este volumen de lenguaje ciertamente naif que llevará al lector a revivir de forma intensa sus años escolares, sus miedos, sus ilusiones, y toda la pérdida a la que cada uno de esos conceptos fueron sometidos.
En sus capítulos el lector podrá tanto recuperar su memoria como aprender qué viven sus hijos - o los de los demás- cuando les lloran, cuando les callan, cuando les sonríen.